lunes, 10 de noviembre de 2008

Espejos de la memoria 13: Anaïs Nin

Relatar la vida como una gran obra
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...Hay libros que se recuerdan como películas, gracias la potente capacidad evocadora de sus creadores. En mi mente deambulan los bohemios que habitaban París a finales de la década de los 30, sus reuniones en casa de alguno de ellos, la humanidad y temperamento de otros.

Casi de manera compulsiva, Anaïs Nin (Neully, Francia, 1903- Los Ángeles, 1977), comienza a escribir desde los 11 años una serie de diarios. De su etapa infantil o diarios primeros, le siguen los de la adultez, comprendidos entre 1931-1975 (aproximadamente). Los manuscritos alcanzan a unos 35 mil folios, lo que se traduce en una empresa titánica para un escritor.

Si bien es cierto que se dedicó a escribir relatos eróticos y novelas, lo mejor de su pluma se encuentra en dichos diarios, que siguen siendo, aparte de su narración íntima, una interesante crónica de un época y un espacio, profundamente creativo.

Son hermoso los episodios en los que narra su amistad con Jean Cocteau, además de la calidez con las que nos entrega su retrato del artista. Las descripciones de estas personalidades resultan sugerentes en su mayoría, y por lo que se presume, acertadas, como la que hace del padre del surrealismo:

"No podría encontrarse algo más surrealista que el propio André Bretón, con toda esa dignidad y ese ingenuo porte regio que tiene, con su largo cabello cepillado para mostrar su rostro de león, sus ojos grandes y sus rasgos osados, inclinándose a besar mi mano".

Nin nos entrega en los diversos tomos de sus diarios, sus memorias como protagonista directa del Zeitgeist (espíritu de un tiempo) en la que la sombra de la Segunda Guerra amenaza nuevamente a Europa, dejando a su vez poco espacio para el optimismo, y dándole vuelta a los fecundos ismos a los que pertenecían.

Pero en mayor o menor grado, los humanos sentimos debilidad por las anécdotas no oficiales (desde un perfil humano hasta el cotilleo puro y simple, pero refrescante) acerca de los grandes artistas.

Cómo olvidar el capítulo en la que la autora narra su estadía junto a Miller en una mansión en el campo en Hamptom Manor (EE UU), en la que de repente llega Dalí junto a su "insoportable" esposa Gala, que les ordenaba comparar pinturas cuando iban a la ciudad o hacer silencio mientras éste pintaba: "La señora Dalí nunca alzaba la voz, nunca se preocupaba po seducir o agradar. Daba por sentado, sin decirlo, que todos estábamos allí para servir a Dalí, el gran indiscutible genio".

Quedan registrados en sus páginas su cercanía con el psicoanálisis, de la mano de Otto Rank, discípulo de Freud, su famosa relación con Henry Miller, pero también desfilan personajes como Antonin Artaud, Alejo Carpentier, Charles Chaplin, Julio Cortázar, Lawrence Durrel o Margarite Duras, entre otros.

En otro capítulo, hace un esbozo de su breve encuentro con James Joyce, al que luego describió como malhumorado, adjudicándole parte de ello a que éste sufría de triquiasis, una patología que hace que las pestañas nazcan hacia dentro.

Como si fuesen fotogramas me quedan las escenas de la construcción de la pequeña imprenta en el estudio, o aquella otra en la que invita a sus amigos artistas a pintar las ventanas de su piso, a manera de vitrales. Me pregunto, quién habitaría luego ese piso, que otrora fue convertido en una pequeña catedral para la creación, imagino a la casera o el casero, echando abajo las ventanas. Dichas ventanas aún se sostienen, y por las tardes les atraviesa la luz, para eso está la memoria, recogida, en algunos miles de libros.


lunes, 1 de septiembre de 2008

Female Trouble: mujeres como espejos (2)

Espejos de la memoria 12

Transformer (1973/74), autorretratos de Katharina Sieverding*.
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...Para continuar la entrega de la exposición Female trouble, en la que he decidido ir cronológicamente (desde la actualidad hacia atrás), antes de comenzar con una década, en la que pareciera brotar la fertilidad en el campo artístico, quiero retomar un artista, nacida en los 60 pero que su trabajo ha tenido repercusión a partir de los 90: la británica Sarah Lucas (Londres, 1962), quien participa con un vídeo-arte y una serie de autorretratos en los que con provocador desparpajo y mirada desafiante, nos delata una inconformidad y necesidad de echar abajo los roles inherentes a la sexualidad. Aparece de piernas abiertas y una calavera de por medio, en el váter o con dos huevos fritos como pechos...

Autorretrato (1990-98), Sarah Lucas*.

Los convulsos 60
Si hay una década que marca una ruptura sustancial en cuanto al arte contemporáneo, es la de la década del 60 y principios de los 70. De la muestra cabe destacar a la artista más radical, visceral y provocativa, quien estuviese entre las pioneras de la performance y dueña de un lenguaje potente y transgresor: Vallie Export (Austria, 1940). Los teóricos describen su trabajo como un acto estético, social y político. El feminismo como bandera necesaria para derribar con furia, los roles, profundamente machistas, herencia de los tiempos que le preceden (véanlo claramente en la serie Mad Men).
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Aktionhose Genitalpanik (1969), Valie Export*.

La artista utiliza su cuerpo como arma y, como narra Ángela Molina (El País), Vallie se presenta en un cine de Múnich, con un salvaje pelo punk, chaqueta de cuero, tacones y unos jeans con una abertura que deja ver, claramente, su sexo. Con una escopeta en sus manos (símbolo fálico por antonomasia), apuntaba a la cabeza de la gente: "Pánico general y desbandada. El sexo es un estado de ánimo, una violación de la mirada. Sade es una mujer". A esta acción la llamó: Aktionhose Genitalpanik (1969).
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Otra fotografía recoge un célebre performance: Aus de mappe der hundigkeit (1968), en la que una mujer arrastra a un hombre con un collar de perros por la calle, ante la mirada atónita y risas de los transeúntes.
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Sin título (Olga, 1979) de Birgit Jürgenssen.

También destaca dentro de la exposición la inquietante fotografía, de Birgit Jürgenssen (Viena 1949- 2003), proveniente de una serie de instantáneas, en las que aparece con un inusual disfraz de gato. La imagen es poderosa, llena de misterio y retrata un universo enigmático y similar al de los sueños.
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Performances (1972-1973) de Jügen Klauke*.

Excelente han sido, igualmente, las provocativas fotografías, producto de las performances (1972-1973) de Jürgen Klauke (Kliding, Alemania, 1943). En ellas, el artista aparece con una suerte de traje de novia, en el que están cosidas muchas vulvas de tela, o en algún momento, pechos en forma de penes erectos. Hay transgresión y una profunda intensidad en sus acciones-imágenes.
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Performances (1972-1973) de Jügen Klauke*.

En cuanto a este apartado de hombres (en el que todos son autorretratos) desde una postura o ser femeninos, además de Klauke y Mapplethore, está Urs Lüthi (Lucerna, Alemania, 1947) y Pierre Molinier (Agen, Francia, 1900 - Burdeos, 1976).
Lüthi juega con el tópico y se retrata hermosamente maquillado y unas plumas, el travestismo le sirve de búsqueda y reflexión, a través del cambio de roles.
.Autorretrato con boa (1970), fragmento. Urs Lüthi*

Molinier, que también recurre a códigos similares, va más allá. En sus fotos aparece con tacones y ligueros, en donde el erotismo se desborda en cada disparo de la cámara. Tal como apunta en su ensayo José Miguel Cortés, el artista convoca obsesivamente "el incesante fetichismo y travestimo narcisista". En sus fotos se recrea la disipación (a través de la fragmentación del cuerpo), la orgía imaginaria y solitaria, hecha de atrechos, prótesis y superposiciones de negativos.
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Autorretrato con máscara y rosa (1965-1967), Pierre Molinier*

*Reproducción de Imagen: Claudia Hernández

Ultima y próxima entrega, acerca de la exposición: Vintages

sábado, 30 de agosto de 2008

Female Trouble: mujeres como espejos

Espejos de la memoria 11

Fotografía de Cindy Sherman.

...Female Trouble (al igual que el título de la película de John Waters) es la maravillosa exposición que estará hasta finales de octubre en la Pinacoteca de arte moderno de Múnich. Una mirada a la mujer desde la mujer; el juego a través de la cámara, utilizada como espejo o medio para la representación (la máscara o lo teatral), celebrando la condición femenina o, revelándose ante los clichés y conductas que se le imponen como mujeres.

Female impersonator on a bed, Diane Arbus, 1961.

Desde las celebérrimas Cindy Sherman, Francesca Woodman, Diane Arbus, Nan Goldin, hasta las más recientes, Daniela Rossell, Pipilotti Rist, Tomoko Sawada exploran en cada uno de sus trabajos una identidad femenina, a veces desde el colectivo o desde lo íntimo. Una inclusión inteligente, dentro de la lectura de la exposición, ha sido el discurso de lo femenino de fotográfos y/o performancistas como Robert Mapplethore, Jürgen Klauke, Urs Lüthi o Pierre Molinier.

Miradas recientes

Este post lo estructuraré en un par de entregas. Comenzaré con el trabajo de artistas más recientes. En la exposición participan, apenas, dos latinoamericanas, Ana Mendieta (Habana 1948 -Nueva York, 1985), quien utiliza en una serie el cristal como "barrera" para autoexplorar su cuerpo en frente del visitante.

Hay cierta angustia que se evidencia en estos retratos, una desesperación por alcanzar esa visión que llega hasta la deformación de tanto querer acercarse.

Por otro lado, resalta especialmente el trabajo de la mexicana Daniela Rossell (México D.F., 1973) con su serie: Ricas y famosas. Como apuntó (acerca de esta serie) el gran Carlos Mosiváis, se deja ver: la metamorfosis del kitch a la alcurnia, y el sarcasmo se deja colar en los retratos de las millonarias mexicanas.
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De la serie: Ricas y famosas. Daniela Rossell

Los espacios dejan entrever su sospechoso buen gusto. Así, lucen orgullosas en sus mansiones, los modelitos de diseñadores en sus habitaciones rosas, felpudas y abigarradas, que rayan en el artificio, a lo que Mosiváis intuye como la posible: conversión del hábitat en el alma. Su trabajo lo inscriben dentro del nuevo documentalismo latinoamericano; la novedad, en vez de retratar a los indígenas mexicanos y sus coloridas fiestas, ha enfocado su búsqueda hacia una parte de la población también ajena para muchos, los muy muy ricos.

De la serie: Costume (2003). Tomoko Sawada.

El trabajo fotográfico de la japonesa Tomoko Sawada (Kobe, 1977) muestra también ironía, en el que a través de la mimetización a través del disfraz, explora los oficios de muchas mujeres japonesas. Si bien su manejo de lo estético y técnico es intachable, su trabajo me supone algo frío, y tal exploración de la identidad, en la que se ve una clara identificación con el trabajo de Cindy Sherman, se vuelve repetitiva en su concepto.

Igual ocurre con las fotografías de la francesas Sophie Calle (París, 1953), que como artista conceptual me parece realmente interesante, siendo el resultado de esta serie en particular, Days under the sing of B, C & W, irregular, a veces hay atisbo de pura poesía y por otro de superficialidad.

Días bajo el signo de la B. Sophie Calle.

La serie que se expone, traducida libremente como Días bajo el signo de la B, C y W, tiene un interesante génesis. Para resumirlo, siendo ella objeto de inspiración para un personaje de una novela de Paul Auster, ella luego le pidió que de alguna forma escribiera "su" personaje de la vida real. Ante tal despropósito que raya en el vértigo, el autor se negó, pero igual le envió unas Instrucciones personales a fin de mejorar la vida en Nueva York. En ella acumulaba una serie de consejos como sonreír, hablar con desconocidos... y "vivir cada día bajo el imperio de una letra del abecedario".

Entrevista ADN la Nación (Argentina) a Sophie Calle.

Imágenes en movimiento
Dos artistas participan con sendas videoinstalaciones, la subversiva Pipilotti Rist (Grabs, Suiza, 1962) con Ever is over all (1997), en la que un paisaje bucólico en una pantalla se confronta con otra imagen de una chica de apariencia naif, con una música deliciosa, va saltando como una niña por una acera de la ciudad, una gran flor lleva en la mano. Inesperadamente, rompe las ventanas de los coches aparcados con su contundente flor.
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Reproducción de Imagen: Claudia Hernández

El juego de las apariencias, la frágil chica en vestido y con una flor se convierte en amenaza de repente. Un policía (que parece ser una mujer bajo el uniforme) va viendo lo que ocurre, pero en vez de detenerla, pasa por un lado y le sonríe. Realmente el juego de trucar los estereotipos hace que sea realmente sorpresivo.

El vídeo puede verse en Youtube

Me ha gustado en especial Destroy she said (1998) de Mónica Bonvicini (Venecia, 1965). La artista concatena una serie de fragmentos de películas en la que aparecen mujeres en diálogos o gestos, con las que logra tejer un solo discurso, en el que sin reveses invita al espectador a concretar y recrear lo que ve.

Reproducción de Imagen: Claudia Hernández

Próxima entrega acerca de Female trouble: Los convulsos años 60.
No dejen de leer el interesante artículo de carlos Mosiváis acerca de la serie Ricas y Famosas de Daniela Rossell.

(Female trouble estará hasta finales de octubre en la Pinakothek der Moderne, en la Barer Str. 40, Múnich)

Nota: este artículo ha sido reescrito un día después de haber sido publicado.

lunes, 23 de junio de 2008

Espejos de la memoria 10- Anna Ajmátova

La garita

Yo nací el mismo año que Charles Chaplin, la sonata
Kreutzer de Tolstoi, La torre Eiffel y creo que Eliot.
En la noche de mi nacimiento se celebra la antigua noche
de San Juan (23 de Junio, Midsummer night).
Me llamaron Anna en honor a mi abuela.
Su madre fue la princesa tártara Ajmátova cuya familia
no pensó que me convertiría en poeta
y haría de este apellido mi nombre literario.
Nací en dacha Sarakini cerca de Odesa.
Esta dacha, mejor dicho, esta cabaña estaba al fondo
de una estrecha e inclinada parcela al lado del correo.
La costa marítima era escarpada y los rieles del
ferrocarril iban por el borde mismo del acantilado.
Cuando yo tenía quince años y vivíamos
en Lustdorf, pasamos una vez cerca de Sarakini.
Mamá me sugirió entrar y ver esta casa, la cual yo no había visto antes.
A la entrada de la cabaña le dije:
"Aquí algún día habrá una placa
conmemorativa", y no era vanidosa. Eso fue
sencillamente una broma tonta. Mamá muy afligida dijo:
"Oh Dios, qué mal te he educado".

1957

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Anna Ajmátova (Odessa, 1889-1966), es considerada una de las poetas rusas más importantes. En otro post, prometo entregar algo de sus poemas más famosos, en su mayoría traducidos por la músico y poeta venezolana Belén Ojeda, cuyas traducciones son consideradas las mejores realizadas al español. El de hoy siempre me fascinó (tenía otra versión pero no la encuentro) porque coincide con mi cumpleaños también y es difícil de encontrar publicado.
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martes, 3 de junio de 2008

Espejos de la memoria 9- El enigma y mito

de Francesca Woodman
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Sin título.

...La primera vez que vi una fotografía de Francesca Woodman (una sin título que forma parte de la colección del Metropolitan Museum) pensé que era una artista de principios de siglo, como tantas otras antiguas fotografías que el museo posee. Era un torso parecido al de una Venus de Boticcelli en color sepia, y si uno se acerca, puede ver el disparador de la cámara, en la mano de la modelo.

Su biografía apunta que nació en Denver, Colorado (1958), que realizó estudios de arte en Estados Unidos e Italia, que nunca vivió de su trabajo fotográfico, que el mismo mes de enero, recién publicado su libro: Some Disordered Interior Geometries (1981) decidió suicidarse.
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Debe ser ya la hora del almuerzo.


En lo que fue una breve carrera, la artista es ya un mito de la fotografía del siglo xx, exponiéndose, su trabajo, en museos tan prestigiosos como el Moma o el Metropolitan. En sus fotos ella insiste en un autorretrato escurridizo, lleno de enigmas, sombras, planos con figuras oblicuas, a punto de desvanecerse. Por momentos logra acercarse al surrealismo de una manera personal, como ese autorretrato bajo tenedores: Debe ser ya la hora del almuerzo, o aquel que cuelga del marco de una puerta (S/T) y que, irremediablemente, nos recuerda una crucifixión. Quizá una de los más alucinantes es en la que parece atrapada por un gignatesco árbol, titulada Early.



Sin título.

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En sus fotos, con claras referencias femeninas, se sienten las texturas, los suelos fríos, las paredes desconchadas, el barro o la arena con la que se unta el cuerpo... y a la vez utiliza como nadie la economía de recursos. Sus fotografías son los opuesto a la estridencia (no en balde sus formatos eran pequeños), oníricas, evanescentes e intensas. Todo lo que se pretende decir es a través de la sugestión.

Autorretrato (Hablando con Vince) 1975-1978

Web con más fotos: Heenan

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lunes, 26 de mayo de 2008

Espejos de la memoria 8- Oscura y luminosa Gothessa

Acento en el brillo.
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En uno de mis post hablo de jóvenes chicas talentosas que en aparecen en el portal Devianart, luego de la fresca Duhitsmia está Gothessa, otra chica de 18, esta vez rusa, con una banda de música, que también apuesta por el autorretrato constante. Al igual que la primera, pero por diferentes vías, también hay juego, representación del mundo que le es afín.
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Para caer en el cielo.
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Natalia Drepina es su verdadero nombre, a pesar de su estética y concepción gótica, logra también un toque naif que le quita hierros a lo intencionadamente oscuro, una mezcla de inocencia en busca de profundidad.
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A través del vidrio.

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Amo la estética de los Góticos, su exagerada teatralidad, la ropa, el elaborado maquillaje, la verdad es que le da color a los seres aburridos que habitamos en las ciudades, todos con vaqueros y camisas, más o menos. De adolescente experimenté una corriente parecida, apadrinada por la banda The Cure, en la que el negro era mi color, mis dedos con inmensos anillos de plata y colgantes barrocos colgaban de mi cuello.

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Not blind eyes can see.

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Se retrata siempre hermosa, impecable y arregladísima, una Lolita de lo negro, apuesta por el manejo digital de sus fotografías para resaltar detalles y potenciar algunas búsquedas surrealistas en muchos de sus trabajos. En la primera foto vemos cómo se desdibuja el rostro y solo saltan los irreales ojos verdes, profundos y hermosos y unos labios como geisha. También me gusta mucho la que aparece detrás del vidrio corrugado, una especie de sueño o red en la que está atrapada, un recurso tan sencillo y a la vez tan efectivo en sus resultados. Gothessa tiene un gran dominio de su cámara y de los escenarios en los que habita su mente. Luz y oscuridad en su concepto, aunque la primera, no se intencionada.
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Imaginación roja.

Imágenes: ©Gothessa
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sábado, 10 de mayo de 2008

Espejos de la memoria 7- Amélie Nothomb:

'El hambre soy yo'
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"Soy una gran fetichista del chocolate y puedo comer
cantidades monstruosas. Ni siquiera hace falta que sea bueno".
Amélie Nothomb
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...La primera vez que leí a la escritora belga Amélie Nothomb fue por casualidad. Recuerdo que era la novela Metafísica de los tubos (Anagrama. 2001), ya de entrada el título me parecía pedante, me imaginaba un rollo existencial inaguantable, para colmo, ¡ojo! En la tapa, había un cintillo que ponen las editoriales a manera de promo, en la que rezaba: que había recibido un premio del público, ufff, más miedo aún, ya que coincidir con el gran público es peligroso a veces… pensad en los tochos de libros que ahora se venden como churros que hablan de conspiraciones, catedrales y no sé qué más historias, pero, cuál sería mi sorpresa que el libro comienza a engancharme. Nothomb apuesta en su mayoría por los tintes autobiográficos y lo hace de una manera extraordinaria, llegando a retratar el ego infantil como nadie. Solo he leído 4 de sus 9 novelas que han sido traducidas al español, ya que me lo tomo con calma, son breves, digeribles con rapidez y ciertamente divertidas.
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Imágen de la utora a manera de samurai.
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Su grafomanía no llega a la de Aira pero no es nada despreciable: tres libros escribe por año de los que solo, publica uno, computando hasta ahora unos 58 escritos. Según dice, escribe 4 horas diarias y lee unas 4 más luego, su avidez del mundo queda descrita muy bien en sus novelas, reflejada en el apetito, que no es más que deseo por el alimento material o inmaterial. Biografía del hambre (Anagrama, 2006) así lo constata. El hambre es el hilo conductor de su autobiográfica narración, salpicada siempre por pasajes interesantes referentes a los lugares en los que ha vivido (su padre era diplomático), nacida en Japón, país en el que reside hasta tempranísima edad, luego se mudan a Pekín, Bangladesh, Nueva York…

En 1999 publica Estupor y temblores (Anagrama, 2004) quien recibiera el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa en 1999, y que más adelante fuera llevada al cine por Alain Corneau (2003). En esta brevísima novela, la autora relata su paso por una empresa multinacional en Tokio, impresionante descripción de la cultura nipona contemporánea, llena de contradicciones y riqueza, y mucho más asombroso las anécdotas autobiográficas con las que la sazona: ¿quién ha podido olvidar a la Amélie limpiando los váter de la empresa, a manera de castigo disciplinar cercano a la milicia? A todas éstas le antecede la breve Cosmética del enemigo (Anagrama, 2003) que me resultó irritante, no por su manejo del absurdo in extremis, sino que pareciera que se le va de las manos, que a uno le es imposible conectar ni crear empatía alguna con ninguno de los dos personajes.

Esta escritora es un bestsellers y es curioso ya convenza tanto a la crítica (que en Francia suele ser muy rigurosa) como a un público gigantesco. El diario Le Figaro realizó una encuesta entre 35 críticos literarios, quedando elegida por todos ellos como su escritor/a favorito de edad inferior a 40 años.

Su estilo es extravagante, mordaz, imaginativo, irreverente, juega con el artificio, pero a la vez se conjuga muy bien con el uso del lenguaje preciso y es indudable, que su literatura posee un mundo propio que ya puede adivinarse en sus páginas sin necesidad de ver quién lo firma.
Para terminar os dejo un fragmento en donde la utora se autorretrata en su niñez o pubertad, que parece en:
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Biografía del hambre (fragmento)

Estaba extraordinariamente mal hecha. Unas fotografías en la playa así lo atestiguan: una cabeza enorme sobre unos hombros débiles, brazos demasiado largos, un tronco excesivamente grande, unas piernas minúsculas, enclenques y patizambas, el pecho hundido, el vientre hinchado y proyectado hacia delante a causa de una dramática escoliosis, la desproporción reinando como dueña y señora: parecía una anormal.

Me daba lo mismo. Nishio-San [su aya] decía que era muy hermosa, con eso me bastaba. En casa vivía atiborrada de belleza humana gracias al espectáculo de mi madre y de mi hermana. Mamá era un esplendor conocido, una religión revelada a la luz de las masas. Me quedaba boquiabierta ante ella como ante una estatua, pero me cebaba todavía más con la hermosura de Juliette, que me resultaba más accesible. Dos años mayor que yo, una encantadora cabecita sobre un cuerpo delicado, fino, con cabellos de hada y expresiones de una frescura desgarradoras, llevaba a la perfección su nombre de niña fatal.

Consumir belleza no la alteraba: miraba a mi madre durante horas, podía devorar con los ojos a mi hermana sin que le faltara ningún trozo. Lo mismo ocurría con el placer de contemplar las montañas, los bosques, el cielo y la tierra.

lunes, 28 de abril de 2008

Espejos de la memoria 6- La total desnudez de Nan Goldin

Autorretrato en rojo.

La reconocida fotógrafa Nan Goldin ( Washington D.C., 1953) ha trabajado desde hace años en el retrato de seres anónimos y cercanos a la artista, como una suerte de biografía a través de las imágenes. Desde que se mudó a Europa ha trabajado como profesora en la universidad de Yale y confiesa su asombro al comparar su época de estudiante, en la que ni sus compañeros ni ella pensaban hacer dinero con el arte, "Ahora a los estudiantes que enseño... solo quieren saber en qué galería pueden ayudarles para exponer. Apenas se gradúan, van directo a exponer a las grandes galerías".

Su obra se me antoja como una antropología cultural cercana, en la que la artista siente la necesidad de involucrarse con su sujeto retratado. Ella reniega del retrato único, al punto de haber fotografiado a sus modelos por más de 20 años, siendo solo la continuidad la manera con que cree reflejar enteramente a sus personajes, convirtiéndose su trabajo en una narración. Sus amores, amantes, amigos, padres han sido constantes en sus temáticas, en los que hurga con una inquietante, y a veces desesperada, motivación en los roles de género que mujeres y hombres solemos cumplir, a la vez que se construye un diario de trasfondo muy urbano. Ello lo lleva más allá, en su trabajo de La Balada de la dependencia sexual, imágenes presentadas en slideshows (a manera de película) en la que las parejas y sus relaciones se exponen al desnudo.

Autorretrato en mi habitación.

Su trabajo huye de la perfección, no manipula ninguna de sus fotos, no le interesa la belleza como tópico, si hay o no luz, si quedan borrosas... las vidas de la gente, el momento, es lo que ella le interesa retratar y están allí, así la luz no les favorezca. Sus escenarios se nos revelan cercanos, gente común en las que a veces nos vemos, es como salir a la calle, y entonces aparecen en sus fotos personas haciendo el amor, riendo en un modesto apartamento junto con amigos, un moretón en una pierna, una cicatriz de embarazo... Pero Goldin reconoce que otros artistas (de otras disciplinas, eso sí) ya habían utilizado algunas de su formas recurrentes: "Pasoloni utilizó a jóvenes de la calle que él amaba y deseaba. Fassbinder utilizó sólo a gente que conocía. Cassavetes utilizó la misma gente una y otra vez, así que no soy la primera que hace esto".

La artista confiesa haber estado muy influenciada por el cine, ya que mientras no iba al instituto iba a ver películas dos o tres veces por día. Pero más allá del cine clásico de los años 40 y 50, que devoró, dice que el cine de Fassbinder y Kieslowski han sido un referente para su trabajo. Ha incursionado en el cine, realizando para BBC de Londres un documental, autobiográfico, I'll Be Your Mirror (Seré tu espejo).

Simon y Jessica en la piscina.

Seleccioné un par de autorretratos del artista, uno en rojo, saturado, que com muchos otros que ella ha realizado tienden a disolverse en un desenfoque, o bien el otro, una Goldin sexual, de melena alborotada y semidesnuda en la intimidad de su habitación. Por otro lado escogí un grupo de fotos (entre otras) de su serie de 17 fotografías: Portfolio Cookie Mueller (1976), su amiga quien fue actriz de varias películas de John Waters, en el que deja registro de su relación con ella, de la boda de Cookie, de ella con su hijo, de la muerte del marido y luego la de ésta, en la que lejos del pudor se atreve a retratarlos en su propia urna, como también lo hiciera el fotógrafo japonés (con quien a veces la han comparado) Nobuyoshi Araki con su madre y su esposa, retratándolas en la enfermedad y luego en su muerte. Es tan brutal, potente como tierna, la foto que tomó del delgadísimo y solitario brazo entre las sábanas de un amigo enfermo de sida: Gilles arm. La artista se ha atrevido a retratar sin patetismo muchos temas tabú para nuestra sociedad: la muerte, la enfermedad, la sexualidad y sus diversas identidades...

Jabalowe durmiendo debajo del mosquitero.

Goldin reflejó como nadie el espíritu de los 80 del cual se nutrió y vivió intensamentea. Su mayor valor es la desnudez que otorga a sus retratos. En su trabajo abraza a la vida en todo su esplendor y horror por igual, aunque buena parte de sus fotos enfatiza en el dolor, la soledad, la enfermedad, las relaciones y lo cotidiano, su más reciente trabajo se deja sentir menos doloroso, se abre paso al mundo exterior a través de los paisajes y se nota cierta calma en sus retratos, que continúan explorando la intimidad y la sexualidad. Pueden verse en la página de la galería www.yvon-lambert.com

Portfolio Cookie Mueller.

Imágenes: © Nan Goldin

domingo, 20 de abril de 2008

Espejos de la memoria 5- El dulce encanto de los 18

Sorprende cuando uno bucea por internet y uno se encuentra con una gran cantidad de gente que hace cosas verdaderamente buenas. En el portal Devianart he hallado montones, mientras andaba en mi búsqueda de autorretratos. Muchas de ellas jovencísimas, apenas si tienen 18 años, como Duhitsmia (su nik en el portal), norteamericana, que reside en el estado de Maine.

Me topé, como apunté antes, con muchos trabajos buenos de chicas, pero quise comenzar mostrando el de Duhitsmia, porque posee una frescura, energía y alegría que me traen a la cabeza el ideal de estar joven (porque también me he encontrado con otras más oscuras e igualmente buenas). Celebro de su trabajo su sentido del humor, sus ganas de reírse, su celebración de la vida en cada foto.
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No en balde tiene como autorretrato de presentación del portal (de los cientos que tiene) este que publico de primero, en la que aparece rodeada de gominolas de colores. Me complace todo lo que deja ver en sus juegos de retratos en lo que aparece la planta de su pie, su nostalgia por las amigas y el amor por su novio. Igual hay una búsqueda formal clara y sorprendente, encuadres colores, temas.



Un retrato de la juventud, en cierta forma y sus fotos invitan a sonreír desde la adolescencia.


Imágenes: ©Duhitsmia

jueves, 17 de abril de 2008

Espejos de la memoria 4- Graciela Iturbide, Premio Hasselblad 2008

Ojos para volar (1991).
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Recientemente acaba de otorgársele a la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide (Ciudad de México, 1942), el Premio Hasselblad 2008, que otorga el prestigioso centro Hasselblad, argumentando que Iturbide era "una de las fotógrafas más importantes e influyentes de Latinoamérica" en los últimos 40 años y que había alcanzado con sus imágenes “una potencia y belleza visuales únicas”.
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Ciertamente, su fotografía, en la que predomina el blanco y negro, se llena de un misterio y de una belleza que roza lo irreal a veces, lo fantasmal. Ha fotografiado con vehemencia los ritos y cotidianidad de la cultura de México y de otros países. Al ver su trabajo uno entra en una dimensión más profunda, que nos habla de símbolos y nexos de la tierra y el hombre.
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Os dejo un par de autorretratos de la fotógrafa, uno temprano (1977) que nos muestra una Graciela semidesnuda tapada por gasas en una quietud que está a punto de saltar, la otra, Ojos para Volar (1991), más reciente, en la que dos objetos como pájaros se posan en los ojos de ella, como metáfora de su trabajo.La otra foto, México D.F (1969), impresiona este retrato en donde la mujer se asemeja tanto al mural que está detrás, y su expresionismo me trae a la cabeza El Grito, de Munch. La otra foto, Las chismosas (1986) queda atrapado un momento que pareciera estar uno irrumpiendo en esta conversación.
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México D.F. (1969).
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Nos alegramos con este reconocimiento merecido, que en algún momento también recibieron fotógrafas como Cindy Sherman (1999) y Nan Goldin (2007). El galardón le será entregado el 25 de octubre en una ceremonia en Gotemburgo.
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Las Chismosa (1986).

Link de fotos: alkek.library.txstate.edu
Imágenes: © Graciela Iturbide

lunes, 14 de abril de 2008

Espejos de la Memoria 3: Luciana Martinez de la Rosa

Tiendo a ver el lado sensual de la vida y de la gente.
Luciana Martinez de la Rosa
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La artista de origen inglés: Lulu, Luciana Martinez De La Rosa (1848-1995) dedicó gran parte de su obra a la pintura, a los retratos específicamente, los cuales se impregnan del pop en el más puro aire de la década de los 80. Parte de su círculo, en el que la noche era el espacio por antonomasia, lo compartían, entre muchos otros, la archiduquesa Francesca von Habsburg, quien hoy en día posee la colección Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, el diseñador de moda Jasper Conran, el director de cine Nicolas Roeg, o el emblemático cantante Boy George, quien fuese fotografiado por la prensa junto con ella, en la que aparece en un fantástico toppless, símbolo del que ella se apropió para asistir a fiestas y eventos.


Diseñadora de ropa, vídeo artista, performancista constante, Martinez de la rosa realizó, además, para la película Jubileo (1977), de Derek Jarman, un cameo a la vez que fungió como coordinadora de vestuario. Le encantaba vestirse, de vez en cuando, un poco a lo Frida Kahlo, con enormes rosas en el cabello y blusas de tejidos folk. Hace retratos claramente inspirados en otros famosos, como Ingres o como su autorretrato con su gato Big Puss (algo así como Gran Chocho), que recuerda aquel otro hermoso de Frida con sus pájaros y su mono o el famoso retrato realizado a la duquesa Gabrielle d'Estrées y su hermana, en la que posan con el torso desnudo, mientras una toca el pezón de la otra.

Lulu afirmaba que su apellido se debía a un antepasado español, famoso mercenario que participó en la invasión de Nápoles (su madre era de allí), conocido como el capitán Pepe, el Mallorquín. Pero más allá de los posibles fantaseos por un pasado atípico, formó parte del programa Artist in residence, apareciendo ella en la portada de algunos de los libros dedicados a los artistas de dicho programa; se erigió como reina de la noche, favorita de muchos artistas e icono del underground, años más tarde, como es frecuente, Luciana se dedicó de lleno a los retratos y a una vida más tranquila.


La sensualidad de sus pinturas se deja respirar en sus palabras, que recogen una suerte de Ars pictórica: Amo pintar, amo el color, amo pintar la carne. Pintar retratos es una experiencia muy intensa para mí, física y espiritualmente. Como un affaire amoroso.


Imágenes: Duggie Fields